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17 sept 2016

Llegada a casa

Hace unos meses atrás, uno de mis hermanos mayores llegó a casa.
Y digo "Llegó a casa" porque hace dos años y medio estaba en España estudiando una licenciatura, y como ya pasó el tiempo que tenía que pasar (valga la redundancia), regresó. El detalle es que solo a quedarse unos cuantos meses (2 para ser exactos), hace unos días a regresado a España, a seguir con dos años más por el Doctorado. Luego de ello, regresará ya hasta donde Dios se lo permita que es quedarse con su familia, aquí en Perú.

Fueron los dos meses más geniales que he pasado durante años, ya que toda mi familia, por fin, estaba junta; hasta con un integrante más, mi lindo sobrino que es hijo de mi hermano mayor, llamado Salvador.

Salimos mucho, viajamos, reímos, nos madrugamos, veíamos vídeos de todo tipo... Eso hacíamos él y yo, antes y ahora que estábamos, de nuevo, juntos.

Retomando lo que inicié, hace unos días a vuelto a España y ha dejado una pena profunda a toda mi familia, especialmente a mi madre; nada se puede comparar el dolor de una madre lejos de sus hijos, especialmente si no puedes comunicarte siempre con él y más que todo si es sacerdote, ya que él no duerme en casa como todo hijo que regresa de un viaje de muchos años; sino, va al seminario (lugar donde van todos los sacerdotes) su otra familia. 
Ya pueden imaginarse el dolor de una madre por la separación. Aunque ya han pasado algunos días, posiblemente dos o tres semanas, ella sigue de pena.

Lo que más me sorprende de todo esto, es que yo extrañándolo
demasiado y al no verlo por tanto tiempo, pensé que la separación me iba a dejar muy sentida al menos por varias semanas, pero no fue así.
Me sorprendí por ello. 
Rebuscando en mis pensamientos un poco idos y distraídos logré llegar a una conclusión muy certera y por lo que ahora siento, muy satisfactoria.

Hace un tiempo atrás, leí que cuando dejas a tu mascota (específicamente a tu can) en casa al salir a trabajar, estudiar, supone que al comienzo ellos se alteran, se estresan y hasta lloran porque te alejas de ellos, porque están solos, pero luego que pasan los meses, hasta los años, ellos ya dejan de sentir eso y se vuelven más serenos, tranquilos, ya no hay presión, ¿Por qué? Se preguntarán, pues ahí en la página decía que eso era porque sus mascotas ya sabían que iban a volver, sabían que en cualquier momento, ya sea en la tarde u noche, iba a aparecer su dueño con un poco de comida y unos brazos listos para ellos.

Pues, eso pasó conmigo, (cosas extrañas de la vida) lo asimilé como el mejor amigo del hombre lo hace a esa persona que ama, espera a que vuelva, y volverá
Por eso, en esta despedida no he sufrido mucho, no he sentido esa pena inmensa de la lejanía de un ser amado, sino que estoy como en esa espera de mi ser amado, que pronto llegará él, en un día cansado con un poco de comida y unos brazos abiertos preparados para mí...

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